Amadísimo Espíritu del Señor, padre, hijo y espíritu santo, descended
sobre mí. Fúndeme Señor, modélame, lléname de ti, utilízame. Expulsa de mí
todas las fuerzas del mal, aniquílalas, destrúyelas, para que yo pueda estar
bien y hacer el bien. Expulsa de mí todos los maleficios, las brujerías, las
ataduras, las maldiciones y el mal de ojo; la infestación diabólica, la
posesión diabólica y la obsesión y perfidia; todo lo que es mal, pecado,
envidia, celos, y perfidia; la enfermedad física, psíquica, moral, espiritual,
y diabólica.
Quema todos estos males en el infierno, para que nunca más
me toque a mí ni a ninguna otra criatura de este mundo. Ordeno y mando con la
fuerza de Dios omnipotente, en nombre de Jesucristo salvador, que me abandonen
inmediatamente, que me abandonen definitivamente y que se vallan al infierno
eterno.
En el Nombre de Jesús padre Amen.
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