Texto Bíblico: Juan 3:16
Hace algunos años atrás conocí a un anciano al que le
quedaba poco tiempo de vida, pues, el cáncer ya había tomado partes importantes
de su cuerpo, y de vez en cuando coincidíamos y saludábamos de manera fugaz.
Una tarde, este anciano me detuvo y se puso a conversar
conmigo, y dentro de nuestra conversación salió a la luz que yo profeso la fe
evangélica, y de pronto, ante mi confesión de fe, noté que esta persona se puso
pensativa, miró al vació, y con rostro nostálgico me dijo que le recordé que
cuando él era un niño una pariente lo llevaba a la iglesia evangélica y, que de
vez en cuando, hasta este tiempo, él recordaba cantos y versículos que aprendió
en su niñez…
Semejante confesión me llamó la atención porque siempre se
auto proclamó ateo, y decía que la vida la iba a disfrutar hasta el final
viviendo como él quisiera. Pero, su confesión no terminaría allí,
inmediatamente me miró a los ojos y me dijo: “¡cómo me gustaría tener tu fe!”.
Ante esta frase, yo le sonreí y le dije que podía si decidía entregar su vida a
Cristo.
Un silencio llenó el momento, y este señor muy pensativo,
volvió a mirar al vacío, y acto seguido me dijo lo siguiente: “ya es tarde,
porque he cometido cosas tan feas que no creo que Dios me perdone. Además, la
fe es para los jóvenes como tú, no para los viejos como yo. Yo no cultivé la fe
desde joven, así que, moriré tal como estoy, pues, mi tiempo de creer terminó!
Y acto seguido me dijo: “muchacha, retírate nomás, no pierdas tu tiempo
tratando de convencerme, anda a tu trabajo, que ya no quiero hablar más del
tema”. Esa fue la última vez que lo vi, porque a los pocos meses supe que había
fallecido…
Saben, amigos, nunca es tarde para creer en el Dios vivo y
verdadero. La fe en Cristo Jesús es para todas las edades. Cristo vino al mundo
y murió por TODA la humanidad, sin distinción de raza, sexo, edad, clase
social. Así lo dice Juan 3:16.
No hay comentarios:
Publicar un comentario