Salmos 34:13
Todos tenemos nuestros malos ratos en los que nos enojamos
muchisimo y se nos escapa una mala palabra o palabra vulgar. De pronto no nos
damos cuenta en ese momento hasta que alguien de repente dice, "Mira, ahí está
el cristianito diciendo malas palabras".
Ciertamente quedamos mal ante las personas que estan a
nuestro al rededor pero más aun quedamos mal ante los ojos de Dios.
Santiago 3:9-12 NVI dice:
Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella
maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. De una misma boca salen
bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Puede acaso brotar
de una misma fuente agua dulce y agua salada? Hermanos míos, ¿acaso puede dar
aceitunas una higuera o higos una vid? Pues tampoco una fuente de agua salada
puede dar agua dulce.
Todos cometemos errores y no somos perfectos, por lo tanto
lo primero que debemos hacer es pedir perdon a Dios por que eso a el no le
agrada. Como dice el versiculo anterior, no podemos bendecir a Dios y luego
maldecir a alguna persona o una situacion que se nos salio de control.
Todos, especialmente los jovenes tenemos nuestros arrebatos
de ira. Lo mejor que podemos hacer es respirar profundamente y pensar primero
lo que vamos a decir. Ese es el gran problema, muchas veces sacamos y sacamos
palabras y despues de un rato nos damos cuenta de lo que dijimos. Por eso si
tienes una situacion estresante, tomate tu tiempo para pensar con claridad
antes de actuar.
Podemos tambien buscar palabras alternativas como Caramba,
etc.
Se que parece imposible pero todo lo puedes en Cristo que te
fortalece. Asi que con la ayuda de Dios nada es imposible.
Tenemos que aprender a dominar ese pequeño musculo del
cuerpo, que es nuestra lengua, que nos mete en serios problemas.
Es bueno ser de ejemplo para las demas personas, no somos
santos, pero si podemos vivir una vida de rectitud y de ejemplo y una de las
cosas que manchan nuestro comportamiento son esas pequeñas palabras con grandes
malos significados.
Recuerda:
Una de las cosas que Dios aborrece es el lenguaje perverso.
Prov 8:13.
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