El problema que tiene el cristianismo es que la fe fue
explicada, primero, por san Pablo (entre los años 50 al 55). Y mucho más tarde
(entre los años 70 al 80) fue explicada por los evangelios. Y aquí empezó el
problema. Porque Pablo no conoció al Jesús terreno. Pablo sólo conoció al
Cristo Resucitado.
Y, por consiguiente, explicó la fe, no como una experiencia
que se refiere a algo que se vive en esta vida, sino como una experiencia que
se refiere a verdades que trascienden este mundo y tienen su centro en el otro
mundo. Por eso, cuando Jesús les decía a los enfermos: "Tu fe te ha
salvado", se refería obviamente a que la confianza y la fidelidad, que
aquellas pobres gentes ponían a Jesús, las liberaba de sufrimientos, penas y
otras desgracias de esta vida.
Mientras que, cuando Pablo dice "estamos
salvados por la fe", se refiere a la salvación sobrenatural y eterna, algo
que trasciende este mundo. Pero, además, el problema se complica cuando caemos
en la cuenta de que Pablo presenta la fe como fe en Cristo crucificado, que
sufrió y murió por nuestros pecados, y que así, con su pasión y su muerte, se
constituyó en "sacrificio" de "expiación", que aplacó la
ira de Dios contra los pecadores. Hasta el punto de que Pablo llega a decir que
Dios "no perdonó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros" (Rom 8, 32).
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