Las doce uvas o las doce monedas a media noche, la prenda
interior amarilla, las lentejas y los baños de florecimiento; cientos de
cábalas que millones de personas cumplen con la esperanza de tener un venturoso
año nuevo. Lo curioso es que muchas de esas personas profesan ser cristianas y
aun así, en vez de confiar en su Dios, recurren a estas prácticas. Quizás lo
hagan porque su fe en Dios no alcanza, o porque reconocen que están alejados de
él y Dios no les va a oír si se lo piden; claro que si este es el caso, lo
correcto sería acercarse a Dios, porque confiar en amuletos y cábalas jamás
podrá sustituir la bendición de Dios sobre aquellos que le creen y le obedecen.
No hay bendición lejos de Dios.
La Biblia contiene muchos versículos que describen las
bendiciones que se obtienen por confiar y obedecer a Dios. En el libro de
Proverbios podemos ver varios de ellos, y en los primeros versículos del
capítulo tres encontramos justamente lo que las personas más anhelan para el
año nuevo: salud, dinero y amor.
Para quien desea salud, la Biblia le dice: “Teme a Dios y
apártate del mal, porque será medicina a tu cuerpo y refrigerio para tus
huesos”. Quien respeta a Dios y se aparta de lo malo para seguir lo bueno,
tendrá con el correr de los años más salud y vitalidad que aquel que no lo
hace. Hoy se sabe que el estrés, la amargura, el resentimiento, las excesivas
preocupaciones y demás actitudes negativas afectan la salud. Llevar un estilo
de vida desordenado, con vicios e inmoralidades traerá consecuencias. Por el
contrario, quien obedece a Dios y aprende a perdonar, evitando el pecado y los
vicios, y afrontando las dificultades confiando en las promesas de Dios,
obviamente con los años tendrá mejor salud.
Para quien busca dinero, la Biblia le dice: “Honra al Señor
con tus bienes, y con las primicias de tus frutos; y serán llenos tus graneros
en abundancia” Quien honra a Dios con lo que tiene reconoce en primer lugar que
todo le pertenece a él, por lo tanto, usará el dinero no como dueño sino como
administrador, como Dios quiere. Esto significa muchas cosas: Usará el dinero
sabiamente, no despilfarrándolo en vanidades sino para sus necesidades y de su
familia; será previsor pero también generoso con los necesitados. Por supuesto,
también contribuirá con sus diezmos y ofrendas para la obra de Dios. Y por ser
buen administrador, Dios le seguirá proveyendo de recursos.
Para quien busca el amor y el aprecio de la gente, la Biblia
también le da su consejo: “Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad…
y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres”. El
amor y el aprecio de la gente se consiguen con el tiempo, demostrando amor,
misericordia, con interés por los demás,
ayudando, siendo bueno con la gente; sin hipocresía ni adulaciones. Quien es
veraz, sincero, y dice la verdad con amor siempre tendrá amigos, será querido y
muy apreciado. Hay quienes pretenden comprar el aprecio de los demás y
conseguir un amor con la apariencia, obteniendo amistades superficiales y
amores engañosos. No hay mejor manera de conseguir buenos amigos y atraer el
amor verdadero que siendo misericordiosos y honestos con los demás. No hay
cábala que sustituya esto.
Para quien anhela que sus proyectos prosperen, la Biblia le
dice: “Fíate de Jehová de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia
prudencia, reconócelo en todos tus caminos y el enderezará tus veredas”. Los
planes deben hacerse reconociendo la soberanía de Dios y sus mandamientos. Nada
de planes que incluyan el engaño, lo ilegal y lo corrupto; ni basados en un
exceso de confianza, que con soberbia y
jactancia se presuma del futuro. Se debe invocar a Dios para que él confirme
los planes, que él los corrija, que él los cambie mostrando su voluntad por
medio de su Palabra, las circunstancias, el consejo, etc.
La salud, el dinero, el amor y el éxito son parte de las
bendiciones para aquellos que caminan cerca de Dios con fe y obediencia. No
necesitan cábalas, amuletos ni artilugios, porque si tienen a Dios entonces
tienen toda su bendición. Aun cuando sus bendiciones no lleguen de la manera
que uno se imaginaba y esperaba, sabemos que siempre serán mejores, completas,
con dicha y paz verdadera.
Que este nuevo año sea un año de más obediencia y fe. ¡Feliz
Año nuevo!
Libro de Proverbios, capítulo 3; vs.1-12
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