Sin incluir los domingos, tenemos 12 feriados no laborables
en el Perú: 7 por motivos religiosos y 5 por motivos civiles. De los feriados
religiosos, Navidad y dos días de Semana Santa son las celebraciones comunes a
casi todas las confesiones cristianas. Las 4 restantes son celebraciones de la
iglesia católica. Pero, ¿cuál sería la opinión pública si se promulgara una ley
declarando un feriado religioso evangélico protestante?
A unos les parecería una tontería... “en vez de legislar
temas de importancia para el país están declarando más feriados”. Otros dirían
que es inconstitucional y discriminatorio: “El Estado es laico, no debería
haber feriados religiosos y menos debería legislarse a favor de alguna
agrupación”. Unos se ofenderían, a otros les daría igual. Quizás los
evangélicos y protestantes sentirían que su presencia es “oficialmente”
reconocida y valorada en el país.
Bueno, Chile tiene un feriado religioso no católico. En
medio de la polémica por la recién promulgada ley del “Señor de los Milagros”,
es oportuno resaltar que hace tres años, nuestro vecino país del sur estableció
el 31 de octubre como el “Día Nacional de las iglesias Evangélicas y
Protestantes”, pues como lo expresó en ese entonces su presidenta Michelle
Bachelet consideran que es "una forma de reconocimiento al aporte que
realiza la Iglesia evangélica al progreso nacional en todos los campos, a su
prédica de valores que enriquecen nuestra convivencia y afianzan la cultura de
la tolerancia y respeto".
Esto es una muestra de cómo un Estado, a través de los
representantes del pueblo, recoge el sentir popular no sólo de un sector, si no
de otros sectores importantes; y que sin discriminar a los grupos minoritarios,
legisla también para ellos. Y lo hace no sólo declarando un feriado, sino
promulgando leyes, que por ejemplo, permite contar con capellanes evangélicos
en sus fuerzas armadas y profesores de religión no católica en sus colegios.
Por supuesto, esto es resultado de la creciente influencia de los creyentes
evangélicos y protestantes en la sociedad chilena, que representa alrededor del
16% de su población.
Como sucede en democracia, son los grupos mayoritarios los
que determinan e influencian en la vida nacional. Esta influencia no puede
obviarse, no puede reprimirse. Hay que respetar las voces de los que son más,
pero velando que no se vulnere los derechos de otros grupos, garantizando
siempre la libre expresión de fe de todos y por supuesto aún de los no
cristianos. Pero tampoco, con la idea de que el Estado debe ser laico, debe
propiciarse un Estado ateo, que nos lleve a la eliminación de toda expresión
religiosa en las instituciones públicas, sin cursos de religión en los
colegios, sin feriados religiosos, y sin la facultad de declarar por ley a una
expresión de fe como de relevancia nacional para quienes creen en ella. Pues
los peruanos no somos ateos. Nuestro país no es de mayoría hinduista ó budista.
Más del 93% de los peruanos nos identificamos como cristianos, creemos en Dios,
en Cristo y en la Biblia. Con matices y hasta contradicciones, pero somos
cristianos. Unos Católicos, otros Evangélicos. Otros Adventistas ó Testigos de
Jehová. Y si una ley refleja el sentir de un grupo numeroso como los cristianos,
y no atenta contra el derecho de los demás, entonces debe ser aceptada. Nos
guste ó no, debemos aprender a vivir con tolerancia y respeto a la posición de
la mayoría; siempre con la libertad de expresar correctamente nuestros
desacuerdos y diferencias.
El “Día Nacional de las Iglesias Evangélicas y Protestantes”
en Chile y su Ley de Cultos, son ejemplos de tolerancia en democracia; y
también una referencia importante para la legislación en asuntos religiosos en
nuestro país.
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