Todos los días tomamos decisiones. A cada hora, a cada
minuto. En estos precisos momentos usted ha tomado la decisión de leer estas
líneas y en breves segundos decidirá si sigue leyendo o no, pero espero que
siga leyendo porque aunque parezca una decisión intrascendente – como muchas
otras – es precisamente la suma de ellas, las que dan como resultado el tipo de
personas que seremos y el bien que disfrutaremos.
Lo que somos en estos momentos, es la suma de las decisiones
que hicimos en el pasado. Y lo que seremos mañana, será el resultado de las
decisiones que tomaremos hoy. Con respecto al carácter, hoy decidimos nuestro
futuro. Si esperamos ser felices dentro de diez años, no podemos esperar hasta
que llegue ese año para recién tomar las acciones que nos brinden felicidad,
sino que debemos ir sumando aciertos desde hoy. Es un gran error pensar que la
felicidad se obtiene cuando uno quiere, ó que es producto de la suerte, el
destino, o que depende únicamente de las circunstancias. La satisfacción en la
vida, la paz interior, y el bienestar personal y familiar es una cosecha que se
da a mediano y largo plazo, fruto de una buena siembra.
Y las decisiones más pequeñas, las del día a día, son las
que más cuentan. Esas decisiones que parecen triviales son las más importantes
porque que van moldeando nuestro ser y son las que determinarán cómo tomaremos
las decisiones más grandes. Nos capacitan para discernir entre lo bueno y lo
malo. Nos hace fuertes ó débiles ante las presiones del mundo y las
circunstancias adversas. Finalmente nos hacen como somos. Jesús lo expresó así:
“El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; Y el que en lo muy
poco es injusto, también en lo más es injusto”.
¿Qué decisiones tomará hoy? …Quizás ya es hora de darle un
sincero abrazo a su hijo, o de prestarle más atención a su esposa. Puede que
durante el día tenga que decidir copiar o no en un examen; responder con una
“mentira blanca” ó decir la verdad; llegar una vez más tarde ó salir de casa
más temprano; perdonar ó resentirse; dejarse llevar por el desánimo ó armarse
de valor. Decida por lo correcto. Decida saludar con amabilidad, tener
paciencia, respetar la cola de atención, rechazar una coima, no tirar el envase
vacío a la calle… recuerde que está moldeando su vida. Toda decisión, actitud,
acción; aun siendo pequeñas, pero diarias y continuas son las que
imperceptiblemente están forjando su futuro.
Las decisiones que se toman buscando un beneficio inmediato,
a pesar de ser moralmente incorrectas; sólo consiguen eso: una satisfacción
aparente y momentánea. Pero las decisiones que se toman conforme a la voluntad
de Dios, dan como resultado una verdadera felicidad. Esto es lo que Jesús
expresó claramente cuando dijo: “Bienaventurados los que oyen la Palabra de
Dios y la obedecen”.
Y al llegar a estas líneas, dese cuenta que está a punto de
tomar “una decisión más”. Puede que decida no dar mayor importancia a lo que
acaba de leer y lo deje en el olvido. Ó quizás decida valorar las palabras de
Jesús y se proponga conocer más de lo que él enseñó, para ponerlo en práctica…
Usted decide.
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