Atentar contra el medio ambiente es pecado. Depredar los
bosques, contaminar los ríos y desaparecer especies son algunas de las
actividades con las que se peca contra Dios, porque al hacerlo se está
desobedeciendo un mandamiento divino. Según la Biblia, el pecado es infracción
de la ley de Dios, y Dios le ha dado al hombre un mandato muy claro respecto a
la naturaleza que lo rodea.
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